22 Mar Crónica de la experiencia de rodaje piloto de Rivers en Colombia
“Cuide sus palabras y sus pensamientos: usted está entrando en un territorio sagrado”. Crónica de la experiencia de rodaje piloto de Rivers en Colombia, en junio del 2023
En el Caduco nos espera el Mamo. Después de desayunar iremos a verlo, para que nos de permiso de rodar. En las tierras de la Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, cuando los Bunachi llegan de invitados, tienen que saber esperar. Es una cuestión de respeto, de deber ser. No es común que llegue un equipo de filmación a las tierras de los Arhuacos. Tampoco es sencillo instalarse y esperar que las personas se ajusten a los tiempos y métodos de un rodaje tradicional: aunque lo ideal es aprovechar cada minuto de luz para filmar todos los planos posibles, si el Mamo no da permiso, no se graba nada. Más allá del respeto a las prácticas del lugar, lo que está en juego es la intención con la que hacemos las cosas. Si fuimos al “corazón del mundo”-como dicen los Arhuacos- con la intención de documentar parte del importante trabajo que la magistrada Belkis Izquierdo dirige en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), debemos pedir permiso y hacer los pagamentos que sean necesarios, para conectarnos con el espíritu del lugar.
El rodaje en Colombia fue la experiencia piloto del proyecto RIVERS en el mundo de la creación audiovisual. A inicios de junio de 2023, el equipo de investigación de RIVERS Lieselotte Viaene y Diego Padilla, las co-directoras colombianas Rosaura Villanueva y Olowaili Green Santacruz, la cineasta catalana Mariona Guiu y la magistrada Izquierdo, nos dimos cita en la sala de reuniones de un hotel del Chapinero en Bogotá, para concluir con las preparaciones del rodaje.
En esas sesiones zanjamos los últimos detalles del plan de rodaje: la escaleta y la lista de tomas para una semana y media de trabajo de campo, con tomas a realizar entre Bogotá y el resguardo arhuaco en el Departamento de César, al noreste del país. El objetivo: filmar a la magistrada Izquierdo en las oficinas de la JEP, luego seguirla en un viaje programado a su pueblo de origen, para continuar varias conversaciones inacabadas con los guías espirituales de la región.
La magistrada aprovechó sus vacaciones para organizar el viaje y nos invitó a acompañarla. De paso, aprovecharía para reunirse con Mamos y Akumamas de distintas localidades en el resguardo, visitar familiares y pasar tiempo con sus hijos. Fiel a su formación intercultural, dispuso convertir el viaje en una experiencia de aprendizaje para todos. El viaje sería una ventanilla al mundo Iku, y, a la vez, un ejercicio de más en los esfuerzos de acercamiento de mundos que ella y otros han emprendido, con el objetivo de encontrar soluciones comunes a los problemas que enfrentan los Pueblos Indígenas y no Indígenas en la actualidad. El problema más inmediato: la sanación del Territorio.
El trabajo legal que hacen la magistrada y su equipo consiste en investigar “macrocasos” territoriales de violación a los derechos humanos cometidos durante el conflicto armado interno en Colombia. Que sea una mujer arhuaco lidereando la investigación ha permitido introducir en el trabajo de los fiscales un método particular que surge del conocimiento y sentir de los pueblos, y que desemboca en organizar medidas de reparación de los daños causados al Territorio. Estas reparaciones deben hacerse teniendo en cuenta las ontologías de cada pueblo. La sanación debe ser espiritual y no solo material. En concreto, deben encontrar maneras de lograr que las partes que participaron en el conflicto se reúnan y, con la intención de sanar juntos, lleven a cabo acciones de reparación “ambiental”. Esta sanación está relacionada de cerca con la protección y el cuidado de los sitios sagrados y el gobierno espiritual, como le llaman.
Las preocupaciones de la Magistrada giran en torno a esto precisamente. ¿Cómo sanar juntos, y cómo sanar desde una lógica que va más allá de lo humano?
La primera parada del viaje fue en el jardín botánico de Busintana, en Pueblo Bello. Busintana es una finca de quince hectáreas, perteneciente a los Arhuacos, que sirve de santuario ecológico, centro de convención y diálogo Iku, y de producción sostenible (panela, abono). En la entrada, algunas de las consignas para los visitantes van más allá de lo que uno ve comúnmente en parques reservas ecológicas. “Cuide su vocabulario y sus pensamientos… usted está entrando a un espacio sagrado”.
El Mamo Menjabin nos guía a la entrada del parque, donde pasa el río. Da las palabras de bienvenida, nos presentamos todos y nos concede permiso para grabar. Ese día vamos a presenciar un diálogo entre Mamos y Akumamas y Belkis, adentro de una “Kankurwa” (templo de pensamiento y reflexión). Pero antes, Belkis y sus hijas recorren el parque, con la ayuda de un joven guía que las introduce a las prácticas y pensamientos Iku. En la Kankurwa descubrimos que la misión de Belkis en la vida viene de nacimiento. Su profesión atiende a la Ley de Origen. Ella está cumpliendo con un mandato que la vincula íntimamente al territorio arhuaco, a la Madre Tierra, y a la colectividad.
En la conversación surgen temas como la necesidad de hacer pagamentos, de educar a los niños y de recobrar el “orden natural”. Su recuperación depende del cuidado y protección de los sitios sagrados, y de las prácticas rituales con las que habitualmente consultan al agua, los cerros, las piedras, para deliberar.
El siguiente día viajamos a Yeurwa, un asentamiento que se encuentra a un par de horas de Pueblo Bello, adentrándose en la Sierra. Los caminos de terracería comienzan a volverse cada vez más empinados, escabrosos. Cruzamos ríos y pasajes estrechos hasta llegar al lugar de nacimiento de Belkis.
Antes de iniciar la labor del día, teníamos que caminar dos horas para llegar al lugar donde nos esperaba el Mamo Kwaney Makú. Se tensan los ánimos en el equipo. Llegaremos un poco antes de la hora de almuerzo y se perderán valiosas horas de luz en las que podríamos al menos grabar recursos (paisajes, gente caminando de un lugar a otro…). Además, discutimos entre nosotros sobre la mejor manera de pedir consentimiento para grabar. Además de recibir el permiso del Mamo, debemos pedirles consentimiento oral u escrito para grabar voces e imagen. No hay un acuerdo sobre el mejor momento para hacer esto. Si lo hacemos desde el inicio, esto podría arruinar la apariencia de “naturalidad” del momento. Si lo hacemos al final, puede que las personas se vayan sin dejar su consentimiento registrado.
Al final, Belkis puso las pautas. Al llegar al centro comunal, nos presentó al Mamo, explicó el sentido del proyecto, nos dio la palabra para presentarnos. Después de escucharnos hablarle del proyecto y lo que queríamos hacer, el Mamo nos da el beneplácito, de él y del colectivo. Belkis nos pidió, en su momento, registrar el consentimiento oral del grupo. Así lo hacemos.
Después del almuerzo, antes de iniciar el diálogo, Belkis pide que la sigamos. ¿Cuál es su intención? En el caduco, es importante tener esto en mente. El Mamo nos lleva a un pequeño altar de pequeñas piedras posicionadas encima de una roca, no tan lejos del centro comunal donde almorzamos. Descalzos, nos paramos frente al altar, junto a Belkis y su familia. Antes de iniciar el pagamento, el Mamo nos instruye hacer puños con las manos, como si estuviéramos sujetando fuertemente algo invisible. En los puños debemos concentrar nuestros pensamientos, y luego soltarlos en el centro del altar, como si estuviéramos llenando los recipientes de piedra con un puñado de materia, una mano después de la otra. Repetimos el proceso varias veces. Mis tobillos pulsan, hinchados por picaduras de mosquitos que se multiplican.
El Mamo hace pequeños nudos en una pita de tela, arranca cada pedazo y los distribuye entre el grupo, uno por uno, mano por mano. Primero la derecha, luego la izquierda.
Belkis explica que en las pitas tenemos la intención en mano. Cuando tengamos claro nuestra intención lo apalabramos, y hacemos un nudo. Esa intención no se aclara inmediatamente. Escuchamos las oraciones del Mamo en Iku, no sabemos qué está diciendo, el traductor nos pide que apretemos y que devolvamos los hilos anudados. Verifica cada nudo, y dispone cada hilo sobre el altar. Así volvemos real la intención.
Autor: Dwiawin Maku Zalabata / RIVERS ERC
El rodaje en Nabusímake fue más complicado de lo que esperábamos. No todos estaban de acuerdo en que estuviéramos ahí. Tocó negociar en varias ocasiones para que nos dejaran entrar, y que tuviéramos permiso de grabar. La política intracomunitaria estaba en juego, por algunas tensiones internas que desconocemos. Un imprevisto que podía desembocar en un fin precoz del viaje. Lieselotte y Belkis viajaron a la aldea para hablar con el Mamo y conseguir su apoyo. Mientras tanto, el equipo aguardó en las cabañas de visita que maneja un familiar de Belkis. Se acordó que nos dejarían filmar, siempre y cuando no se sobrevolara con drone la aldea histórica.
Una hora antes de anochecer, nos instalamos para escuchar al último Mamo del viaje, Mamo Enrique Izquierdo. Hablamos sobre el gobierno propio. El cuidado de la Madre Tierra tiene que ver, hoy en día, con reconocer que se está perdiendo el espíritu, y el espíritu se conecta con todos los seres vivos, su salud es la salud de todos, y todas las cosas a la vez… “por eso siempre los Mamos mayores decían que el día que comience a disminuir los caudales, o el deshielo del mismo nevado, comenzará a disminuir con ello el espíritu del ser” (Mamo Enrique Izquierdo).
¿Y qué se puede hacer en ese caso? Mamo Enrique insiste que hay un trabajo que ellos mismos deben hacer, para que la juventud mantenga viva la Ley de Origen. Deben mantener vigente el pagamento y obrar en ese sentido. Belkis insiste en una sanación común con los Bunachi, en abrir el camino para compartir esta tarea.
Al final de la conversa, el Mamo nos pide apalabrar nuestra intención a voz viva. Cada quién habla del corazón. El Mamo agarra los hilos que mantuvimos en las manos todo ese tiempo y los ata en nuestras muñecas. Para no olvidar el compromiso adquirido en el viaje. El rodaje dejó de ser un simple trabajo de documentación y comunicación. Ahora, estamos comprometidos a comunicar el mensaje de los Arhuacos desde una lógica distinta.
Se preguntaba Belkis en una de las conversas: ¿Cómo enviar un mensaje al mundo que logre llegar al corazón de la gente, y no solo hacerlo desde la racionalidad? Lo que los Mamos y las Akumamas dicen es que el territorio está vivo, que los sitios nos hablan… es abrir ese pensamiento que hay diferentes formas de sentir, de comprender… y así mismo será la sanación.
Que así sea.
Autora: Mariona Guiu / RIVERS ERC
SOBRE EL AUTOR
Diego Padilla – RIVERS Coordinator/Producer of the Documentary Project (Universidad Carlos III de Madrid)