03 Feb RIVERS behind the scenes. RIVERS en Guatemala: Un equipo de investigación más allá de lo virtual
5 días de convivencia y co-trabajo del equipo RIVERS en Guatemala, Lago Atítlan
RIVERS en Guatemala: Un equipo de investigación más allá de lo virtual
Por: Carolina Angel Botero
“¡Tú eres Diego!”, dije con admiración desde el otro lado de la mesa. Diego sociólogo y consultor en el proyecto RIVERS con una visión desde la economía política del agua. Verlo, por primera vez, sin la inmediación del computador, me dio una felicidad que había sentido momentos antes al ver a mis compañeras en el lobby del hotel. Esa alegría de sentirme parte de un equipo de investigación, más allá de lo virtual, es algo que sigo atesorando meses más tarde. Lo que siguió esos días fueron solo buenos momentos y aprendizajes.
En nuestra primera noche en Ciudad de Guatemala fuimos a un restaurante a cenar para re-conocernos. Lieselotte, la Investigadora Principal de RIVERS y María Jacinta, mujer indígena, quien actualmente es investigadora doctoral y coordinadora del proyecto en Guatemala, llevaban ya dos semanas de trabajo de campo exploratorio. María Ximena, también investigadora doctoral que litigó y hoy hace su tesis doctoral sobre el caso del río Atrato (primer río con derechos en Colombia), llegó ese fin de semana para unirse al grupo que a la mañana siguiente saldría rumbo hacia el lago Atitlán. Debido al COVID, hasta ese momento todas las reuniones habían sido virtuales, por lo que se trataba del primer encuentro en persona. Además de la oportunidad de continuar con el proyecto sobre Guatemala en el terreno.
A las 3:01 am ya teníamos la camioneta empacada. Esa madrugada salimos de la ciudad con destino a Tzununa, donde estuvimos una semana trabajando en el informe que se presentará el 22 de marzo en Ciudad de Guatemala. El experimento de Lieselotte de llevar a 5 des-conocidos a convivir y co-trabajar durante una semana junto al lago fue un éxito. A lo mejor, y como bien lo decía Diego, su olfato de etnógrafa le había permitido tener algún grado de certeza de que funcionaría. El equipo de investigación es muy diverso, éramos dos colombianas, una abogada y otra antropóloga; dos guatemaltecos, una antropóloga y un sociólogo; y nuestra directora de Bélgica, antropóloga con un doctorado en derecho; sin contar a los otros compañeros en España en donde uno es doctor en Estudios de Evaluación de la Ciencia y la Tecnología, otro el abogado ecuatoriano, cursando estudios de doctorado en la Universidad Carlos III de Madrid y una pasante de investigación de la Lund University.
Conocer de la mano de Diego y María Jacinta Guatemala tenía unos matices a los que, de otra manera, no habría podido tener acceso. Yo colombiana, me siento extraña hablando de “ladinos” e “indígenas”, pero estas dos categorías marcaban su encuentro. “El hecho de que cada uno tuviera que contarles a ustedes cómo era Guatemala, o ampliarles algún elemento de Guatemala, en estas construcciones identitarias dicotómicas teníamos diferentes versiones del mismo suceso histórico”, me dijo María Jacinta cuando leyó una de las primeras versiones de este blog. “A mí me contribuyó mucho a pensar cómo mi identidad [siendo indígena de Guatemala] se construye también desde una distancia precavida de ese otro”, continuó explicando. Y es que esa distancia ladino-indígena, que a mi como extranjera me cuesta percibir, en la escucha atenta e interés genuino en las ideas del otro, se iba diluyendo. Y a partir de estos encuentros cercanos, de compartir risas e historias, se iba fortaleciendo este equipo de extranjeros, indígenas y ladinos en torno a un interés común: construir de manera conjunta otras aproximaciones a la defensa del agua, que tenga en cuenta, diferentes miradas ontológicas.
Con antelación habíamos preparado una agenda de trabajo, pero fue difícil mantener los horarios, ya que teníamos mucho por contar. Es más sencillo pararse del computador a la hora en punto, apagar la pantalla y desconectarse por un momento de la conversación, pero en este hogar de convivencia y de trabajo compartido nos teníamos de frente, así que las sesiones se alargaban.
Esa semana empezamos con Lieselotte presentando cómo íbamos en el proyecto RIVERS. Sin duda el COVID afectó su puesta en marcha, sobre todo con respecto al trabajo de campo, pero el estar en Guatemala todos juntos por primera vez ya cambiaba la perspectiva. De hecho, tuvimos la oportunidad de conversar sobre el trabajo de campo de las semanas anteriores junto con María Jacinta y los retos y nuevas preguntas que resultaban de esta exploración. Conversar alrededor de preguntas conceptuales, como por ejemplo, cómo estamos entendiendo lo que es el agua, o el papel de las comunidades indígenas en su defensa, fue muy productivo para ponernos a tono sobre el enfoque y dirección que le vamos dando a RIVERS. Así como Lieselotte, cada uno hizo una presentación sobre sus avances y las dudas que van quedando en el camino. Diego presentó su trabajo sobre una mirada desde la economía política al uso y derechos del agua en este país. Con sus mapas y datos históricos, ha ido reconstruyendo una historia distinta del agua que se contrasta con la visión desde la ontología política que tiene María Jacinta. De hecho, su trabajo generó una serie de preguntas con respecto a esta literatura, que tuvimos la oportunidad de despejar con algunos de los miembros del Consejo Asesor Científico del proyecto, específicamente Mario Blaser (University of Newfoundland-St John’s, Canada) y Rachel Sieder (CIESAS, México).
Durante una mañana presentamos nuestras investigaciones y pudimos recibir comentarios y observaciones de estas dos figuras académicas tan importantes en las ciencias sociales. María Ximena y Lieselotte por su parte presentaron una visión muy interesante sobre el trabajo de los abogados indígenas y el contraste de su papel con relación a cómo se ha avanzado en el campo de los derechos indígenas en Colombia. Esto ha significado un gran número de entrevistas, así como mesas de trabajo, en las que ellas han ido reconstruyendo el trabajo de estos abogados en los procesos de litigio por el reconocimiento de los derechos indígenas en Guatemala. Yo por mi parte, aún estoy tratando de ubicar al experto legal y el papel del peritaje en Colombia y Guatemala, en donde el contraste entre estas dos experiencias nos da elementos interesantes sobre el valor probatorio del peritaje antropológico. Ahora resta rastrear esta figura a través de los litigios sobre el agua.
La semana siguiente cambiamos tanto de lugar como de dinámica e iniciamos el trabajo de divulgación pública y con pares sobre el trabajo hecho por el equipo RIVERS en la capital de Guatemala. Entre entrevistas y los dos eventos que teníamos programados, se nos fueron los días. Todo salió mejor de lo esperado. Con el primero de los eventos, hicimos uno de modalidad mixta, en el que tuvimos un muy buen público, además de muchas visitas virtuales. El conversatorio que titulamos “Una mirada crítica a los litigios sobre el agua. Un diálogo entre Colombia y Guatemala” tuvo como finalidad presentar preguntas que han dejado las experiencias sobre ríos y sus derechos enColombia, pero también, resaltar los aprendizajes que nos dejan los litigios alrededor del agua en Guatemala. La perspectiva interdisciplinar de RIVERS y su gente permite precisamente diálogos desde múltiples ángulos. En el panel estábamos abogados y antropólogos, principalmente, pensando de manera conjunta sobre los retos que representa llevar a las Cortes preguntas sobre el agua, los derechos, y en particular, sobre las relaciones de distintas comunidades con el agua.
Al día siguiente tuvimos otro evento a puerta cerrada. En esta ocasión invitamos a una serie de expertos y amigos de RIVERS en Guatemala para presentarles los avances del informe en el que estamos trabajando, y que será publicado en marzo de este año. Fue muy interesante escuchar sus recomendaciones y opiniones, pero sobre todo, ver cómo el proyecto se conecta y responde también a sus preguntas e inquietudes. Elizabeth señalaba por ejemplo que actualmente “estamos enfrentando una guerra extractivista donde el agua es fundamental”. Es precisamente en este campo de debate en donde el equipo RIVERS busca hacer un aporte. En particular, como lo señalaba Alicia, estamos convencidos de que “si se niega a los pueblos, se niega el agua como un ser de vida”. Algo sobre lo que la Lieselotte ya había señalado con anterioridad en una nota publicada en conjunto con Rachel Sieder (Sieder y Viaene, 2019). En este sentido, el proyecto se extiende en una red en donde, desde diferentes ángulos, aportamos a las preguntas urgentes que tenemos sobre el agua y sus derechos.
De Guatemala no solo quedamos con más preguntas y compromisos para seguir aportando a la defensa del agua y resaltar el papel de distintas comunidades, sino que también nos dimos cuenta de lo esencial que es podernos mirar a los ojos como diferentes miembros de este equipo. Compartir el café, escuchar música, y cocinar juntos, fueron esenciales para ir encajando las piezas de este proyecto tan amplio. Si bien las plataformas para encontrarnos de manera virtual han sido claves para un proyecto como este que se teje en distintos rincones, re-conocernos más allá de la pantalla fue un paso muy importante para seguir consolidando este proyecto RIVERS. Lieselotte apostó por reunirnos y ganamos todos. Yo por mi parte me despedí de Guatemala con más ganas de volver. Es un destino colorido, sin duda, pero sobre todo, intelectualmente, mis pares movieron todas las fibras. En marzo será la presentación del informe, que promete ser otro espacio para seguir construyendo de manera conjunta.
Referencias
SIEDER RACHEL & VIAENE LIESELOTTE, Un rio que muere en Alta Verapaz. 2019.
https://www.prensacomunitaria.org/un-rio-que-muere-en-alta-verapaz-guatemala/
About the author
Abogada y doctora en antropología. Investigadora postdoctoral proyecto RIVERS.